domingo, 16 de septiembre de 2018

MI GRAN SALTO

La Olímpica Thaïs Henríquez nos cuenta cómo fue su debut en el Equipo Nacional



El post de hoy va sobre el momento en el que me llegó mi gran oportunidad. Ese momento en el que mi trayectoria deportiva tomó el rumbo que llevaba buscando tantísimos años. Un momento que supe aprovechar.
La verdad es que una de las cosas que mi paso por el Equipo Nacional me ha enseñado, es que siempre hay algún momento en el que puedes demostrar todo lo que has trabajado. Siempre lo hay, y la clave es no titubear, confiar plenamente en tus posibilidades y creer en ti sobre todas las cosas, para que ese momento no pase desapercibido.
Siempre he creído que cuando trabajas duro y das todo lo mejor de ti, al final, lo consigas o no, tienes el deber de sentirte tranquilo y satisfecho. Quizás a veces no sea suficiente para lograr tu objetivo, quizás a veces dependa de otros factores ajenos a ti,.. por eso es importante centrarse en uno mismo, intentando corregir lo mejorable y exigiéndote el máximo en cada situación por difícil que parezca… Ah! y nunca nunca rendirte, aunque en determinadas situaciones se te pase por la cabeza.
Pues bien, mi gran oportunidad me llegó a los dos años de estar entrenando en el Equipo Nacional Absoluto. Fue en la Copa de Europa de 2005 a mediados de abril. En ese momento yo estaba de titular en el Equipo Libre, pero hacía dos meses que había debutado en un internacional en el Equipo técnico, pero me habían sacado porque decían que se me veía demasiado, es decir, en la sincro ya sabéis que es súper importante que el equipo sea lo más homogéneo posible, y en mi caso no era así. La media de altura estaba en 1,70 cm y mis 1,85 jugaban en mi contra y no me puso las cosas nada fáciles, tanto, que hubo momentos en el que pensé que se convertiría en un problema de imposible solución que me iba a impedir conseguir mi sueño. (Algún día les contaré la conversación que tuve con la Seleccionadora sobre el tema, pero eso será en otro post 😉 ). Por suerte los que me conocéis y me seguís, sabéis que al final todo fue bien. 🙂
Después de dos meses como titular del equipo libre pero fuera del equipo técnico y sin poder entrenarlo, ya que siempre que tocaba salir a grabar o a ayudar, me llegó mi gran oportunidad. Un día antes de competir, Andrea Fuentes, titular indiscutible del Equipo, tuvo un problema de salud que le impedía poder tirarse a la piscina, por lo que Anna decidió que yo ocuparía su lugar. Aún recuerdo que no me lo podía creer y sólo pensaba en que llegara ya el momento.
Ese día sólo pudimos repasar un poco las posiciones para que pudiera hacerme una idea, pero dejamos el entreno importante para justo antes de la competición al día siguiente, aunque nada salió según lo planificado.
Competíamos a las 11:00h, y salíamos primeras. Salimos del hotel como para llegar a las 9.00h y tener una hora y media para repasarlo todo con tranquilidad, pero justo ese día un tráfico descomunal nos impidió llegar a tiempo y al final, no llegamos hasta las 10:30h! Madre mía… recuerdo estar en la guagua (autobús para los peninsulares 😉 ) super concentrada y tranquila. Visualizándolo todo una y otra vez. Por la noche lo había repasado mentalmente muchísimas veces y tenía tanta seguridad en mí misma y tantas ganas de demostrar que podía hacerlo bien que no me temblaba el pulso. Sólo quería tirarme a la piscina y nadarlo como sabía.
Es increíble el poder de la mente, cuando tienes algo claro y no dudas de ti mismo te puedes comer el mundo con una facilidad impresionante. Siempre digo que la seguridad en uno mismo es clave para conseguir lo que te propongas, y lo digo en serio, y sobre todo, porque lo he vivido en un montón de ocasiones.
Recuerdo que cuando llegamos e íbamos a bajarnos de la guagua a las 10.30h y con menos de media hora para competir, Anna me pregunto: “¿Estás nerviosa?”, y con más seguridad que en toda mi vida le dije que no. No estaba nerviosa, estaba ansiosa por demostrar lo que valía, sabía que estaba en mis manos que el equipo fuera bien, y sabía que sería así. Había estado dos meses de suplente en el Equipo técnico, y tenía tanta rabia por dentro y tantas ganas, que me sentía imparable. Era ahora o nunca y no estaba dispuesta a dejar pasar esta oportunidad. Quería ser titular en el Mundial de Montreal que se disputaría a poco más de dos meses, y esta era mi oportunidad.
En esos instantes críticos, ser capaz de salvar al equipo de la situación de una componente menos, soportar la presión y tirar para adelante haciendo lo que sabes, es determinante y algo muy importante en un equipo, porque genera una confianza en la persona que puede llegar a convertirla en “imprescindible¨. Con el tiempo me di cuenta que ese tipo de pruebas son imprescindibles en la alta competición para ver hasta donde es capaz de llegar el deportista en situaciones límite.
Pues continuando, nos bajamos y nos cambiamos rápidamente. Nos dio tiempo a repasar los saltos y poco más. Ya íbamos con el moño y todo preparado, así que salimos de la piscina 5 minutos antes de que empezara la competición y casi sin habernos secado las gotas salimos a competir tranquila, confiada, segura y con muchísimas ganas. Durante toda la rutina iba muy concentrada: números, posiciones, desplazamientos,… Miles de cosas nuevas en mi cabeza porque nunca había hecho la posición de Andrea. Recuerdo que estaba tan concentrada que “ni me cansé”. Salí con la adrenalina por los cielos y lo di todo, absolutamente todo. Y sí, todos lo vieron y cuando terminamos el equipo todas las entrenadoras me felicitaron.
Esa satisfacción es tan grande, que no necesitas nada más. Que confíen en ti y ser capaz de dar la talla es algo que te llena muchísimo por dentro. Tanto trabajo al final tenía que dar sus frutos, pero lo más importante es tener la cabeza fría, sin que nada externo le perjudique. Es fuerte como la mente humana puede transformarse en situaciones extremas y superar obstáculos que si llegas a saber con mas antelación, igual no hubieras tenido tan claro.
Y es así, detrás de una dificultad siempre hay una gran oportunidad. Esta fue la mía, porque me llevó a convertirme en titular del equipo disputando mi primer Mundial absoluto y ganando las dos primeras medallas para la historia! 🙂

Yo siempre digo que lo fácil no suele merecer la pena, es lo difícil, lo que hace que valga la pena luchar, y que el problema no es el problema, sino tu actitud ante él.
Bueno, hoy les he mostrado la cara oculta del deporte. Eso que se vive pero que la gente no sabe. Momentos difíciles sin los cuales nunca habría llegado donde llegué. 🙂
Un besito grande y nos leemos en mis redes sociales y por aquí! 🙂






Fuente: thaishenriquez.com / CanariaSincro

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